
La ciencia del crujido y los snacks de Tosfrit
¿Alguna vez te has preguntado por qué ese crunch al morder unas Totas Barbacoa o unos Kaskys te resulta tan irresistible? La respuesta está en el sabor, y en la ciencia del crujido.
El crujido como experiencia multisensorial
Diversos estudios en neurociencia y alimentación han demostrado que el sonido de un alimento al romperse es fundamental en la experiencia de comerlo. Nuestro cerebro asocia ese crunch con la frescura, la calidad y el placer, y un simple estímulo auditivo se convierte en experiencia multisensorial que combina oído, tacto y gusto. Por eso, cuando un snack pierde su crujido, lo percibimos menos apetecible de forma automática.
Cada fase del snack la tratamos con cuidado
En Tosfrit sabemos muy bien esto, por eso dedicamos especial cuidado a cada fase del proceso de producción. Desde la selección de materias primas de primera calidad hasta el control de la fritura y el envasado, todo se diseña cuidadosamente para que, al abrir una bolsa, te encuentres con esa textura que marca la diferencia.
El sonido que lleva al recuerdo
El crujido también activa recuerdos y emociones. Unas Apetinas Ketchup compartidas en una fiesta, el Picoteo después de un partido de fútbol o una merienda improvisada en casa con unos Panojitos, son momentos cotidianos que se vuelven especiales gracias a un simple sonido. Ese “crack” nos transporta y multiplica el disfrute.
Así que la próxima vez que abras una bolsa de Hélices , Totas o Manchitos, cierra los ojos un instante y escucha atentamente. Ese sonido es el resultado de años de innovación y del empeño de Tosfrit en acompañarte en cada momento importante de tu vida, poniendo el sabor… y también el crujido.